sábado, 17 de marzo de 2012

Como el ave fenix

Conocéis esa sensación de serenidad que te da el buen tiempo. No sé si soy yo o si también le pasa al resto del mundo. Pero no hay nada como unos cuantos días de sol para que todo mi humor cambie por completo y vea las cosas desde otra perspectiva. Y me diga a mi misma eh, ¿pero qué has hecho todo este tiempo? me da vergüenza responderme. Porque me sé la respuesta, nada. Todo el invierno me he dedicado a esconderme, a acurrucarme en un rincón, a mirar para otro lado y ver como pasan los días sin hacer nada en ellos. Me he convertido en una mera espectadora de mi propia vida. Pero ya es hora de decir basta y de resurgir de mis propias cenizas. Ahora me toca decir cuidado que allá voy.
Es verdad, el tiempo a mi me influye mucho siempre ha sido así, pero quizás esta vez ha sido demasiado extremo así que para la próxima vez intentaré remediarlo.
Hoy sin ir más lejos está lloviendo como si no hubiera mañana y lo único que quiero es  divertirme como una loca haga como haga y pase lo que pase.
Me voy a disfrutar del día.
Como siempre he dicho a vivir la día que son dos días y ya vamos por el segundo.

domingo, 4 de marzo de 2012

Más feliz que una perdiz

Exactamente hoy es uno de esos días en los que me siento a gusto. Esos días que no cambiaría por nada.Y sí, hoy es sábado y no salgo. Pero esta vez no tiene nada que ver con la depresión que llevo arrastrando varios meses y que amenaza con quedarse un poco más en mi vida. Pero en estos días en los que no me entiendo ni a mi misma, que no me apetece ir a ningún sitio ni hablar con nadie y sobre todo en los que cada día que me despierto me fastidia abrir los ojos porque sé que cuando les abra la realidad se impondrá, me alegra poder decir que hoy he sido muy feliz.Nada ha tenido que ver las fechas especiales, ni el salir de fiesta simplemente hoy me he pasado el día recorriendo un barrio que desde los 6 años conozco. Pero esta vez ha sido diferente porque no he ido sola, lo he recorrido junto con mis niños. Esos pequeños renacuajos que cada viernes me llenan de energía con sus miles de tonterías, y digo MIS porque es la única forma que tengo de nombrar a alguien a quien quieres tanto. Porque cada uno de ellos aunque diferentes son igual de importantes.
Redescubrir un barrio al que tenía más que exprimido me ha sorprendido, ver como ven cada detalle como se mueven por él, como descubren nuevas calles y te cuentan historias de sus travesuras en otras distintas. Como se quedan embobados por cualquier cosa o como les alegra ir a un parque en el que han estado miles de veces pero siempre con el mismo entusiasmo.
Cada viernes siempre aprendo algo de ellos, suena a locura ¿no? aprender algo de alguien que todavía no ha acabado ni primaria y su grado de cultura es bajo , pero es así. Tengo la teoría de que los ancianos y los niños son las personas más sabías del mundo. Los primeros porque han obtenido sabiduría en su paso por la vida. Los niños porque su ingenuidad y sus ansias de aventuras, de descubrir, de inventar les hacen las persona más sabías de este mundo. Porque ellos tienen algo que los adultos olvidan con el tiempo y es que ellos simplemente viven. No se preocupan del mañana de lo que vendrá después, ven las cosas diferentes sin malicia, no tienen segundas intenciones en sus acciones, son transparentes simplemente son personas que disfrutan el día a día y que aprovechan hasta el último de los minutos.
Cada una de sus frases las tengo guardadas en la memoria, frases que siempre me dejan perpleja y sin contestación y no porque tengan poco sentido sino porque jamás se me hubiera ocurrido verlo de esa forma.Quizás es que poco a poco este entrando en el mundo de los adultos y eso me asusta. Me asusta pensar que todo lo que me espera ahora es una vida cuadriculada y previsible. Sin nada diferente porque asumamos lo, el salir de fiesta no es algo novedoso cuando lo haces cada semana y eso es lo único divertido que se hace en el mundo de los adultos.
Por eso comprenderéis que hoy haya sido uno de los días más felices, hoy he vuelto a ser niña con ellos. Me he divertido como la que más saltando a la comba y jugando a mil juegos más. Me han recordado como es olvidar los problemas y el que pasará después y que lo único que te preocupe es que no te encuentren jugando al escondite.
Repetiría una y otra vez días como este, aun que tenga que aguantar mil veces el "¿Cuándo llegamos?, ¿Qué hora es?, ¿Cuándo comemos?, ¿Pero, luego vamos a jugar?..." y de repetirles dos mil veces más " todos a la acera", "no paséis sin mi", "no, todavía no comemos hasta que no lleguemos", "¿ queréis callaros y escucharme?..."
Porque aun que te saturen a preguntas, se enfurruñen y sientas el impulso de estrangularles a todos, sabes que todo se te pasará en cuanto sus ojos inocentes te miren y pongan cara de no haber roto nunca un plato. Y claro en el fondo son niños que lo único que quieren es divertirse, así que todo lo que hagan mal siempre se lo perdonas.
Pero yo sigo sosteniendo la idea de que aun que sean pequeños saben muchas cosas de las que ni siquiera son conscientes y que los adultos deberían relajarse, vivir el presente sin preocuparse en el mañana aun que sea de vez en cuando y sobre todo CALLAR Y ESCUCHARLOS MÁS.
Estas y más cosas aprendo con ellos. Espero seguir a su lado durante mucho, mucho, muchísimo tiempo.